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Almas gemelas y llamas gemelas

Quiero compartir que, en mi experiencia presente, el término me resulta irrelevante. No afecta de manera positiva ni negativa mis relaciones, ni la forma en la que me relaciono con los demás.


Prefiero guiarme por si una relación contribuye a mi más alto bien o no, y actuar en consecuencia, más que basarme en alguna creencia mágica. Digo esto porque, en general, estos términos han llegado a dictar el modo en que muchas personas conducen sus vínculos, incluyéndome.


Por ejemplo, si se considera a alguien un alma gemela o una llama gemela, se le atribuye de inmediato una connotación positiva que puede nublar el juicio, justificar abusos o mantener relaciones tóxicas. Incluso puede hacer que se posponga una decisión necesaria, como alejarse de un vínculo —sea familiar, amistoso o romántico— que ya no resuena.


Personalmente, considero que se trata de pensamiento mágico. Sin embargo, reconozco que hay relaciones que se sienten más profundas o significativas que otras. Y aunque podría llamarlas de ese modo, en mi vida también existen personas que, sin ser mis mejores amigos, tienen un lugar importante en mi corazón.

Desde una mirada espiritual, si todos venimos de una misma fuente —y si crees en la reencarnación— lo más lógico sería pensar que todos somos, de algún modo, almas o llamas gemelas. Venimos de una conciencia compartida y vivimos experiencias distintas, que requieren distintos niveles de profundidad en nuestras conexiones. Nos encontramos en diferentes puntos del universo.


Hace algunos años, solía utilizar esos términos para referirme a relaciones que consideraba profundas y significativas. Hoy lo veo distinto: el amor que he sentido hacia las personas no se va ni se desvanece, simplemente cambia la naturaleza de la relación. El cariño permanece.


En mi trabajo como médium, he utilizado estos términos cuando es necesario para el contexto y la comprensión del mensaje por parte de quien lo recibe. En esos casos, el mensaje no depende de mí, sino del ser que estoy canalizando. Ellos eligen lo que desean comunicar, incluso si eso va más allá de mis propias creencias o experiencias. En lo personal, si llego a usar el término, es para describir una relación que ha tenido o tiene gran importancia. Pero, al final, creo que todo se resume en el amor, más que en el concepto.


Desde lo esotérico y lo metafísico, no puedo afirmar con certeza si estos términos existen como tales. Lo que sí sé, es que todos venimos del amor, y con eso me quiero quedar.


Si una relación pierde su raíz de respeto o deja de ser benéfica para mí, incluso si en su momento fue mágica y significativa, eso no determinará mi decisión de seguir adelante y buscar un presente más pleno.


Por último, más allá de si consideras a alguien tu alma gemela y crees profundamente en ello, nunca dejes de cuidar tu bienestar y el de los demás. Eso es lo más importante que deseo transmitir.


Olvídate de si la relación es kármica, especial o lo que sea. Observa las relaciones desde un plano más sereno, por tu propio bien. Recuerda que todos venimos del mismo lugar, y que el amor no se acaba, se transforma. A veces, eso significa amar a la distancia, o bajo otras condiciones.


O todos son tus almas gemelas o nadie lo es.


 

 

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